En
'De poble en poble' entrevistamos a Daniel Higiénico en el
marco de las 'Primeres Jornades Multidisciplinars' del Bar Desperados
de Vinaròs. Unas jornadas organizadas con la colaboración
del Ayuntamiento de Vinaròs, que contarán con distintas
actuaciones los próximos meses.
La
de Daniel Higiénico fue la primera de estas actuaciones y
resultó ser todo un éxito. Un buen concierto, con buen
ambiente y un público entregado. Y eso que Daniel se mostraba
un poco reticente al principio, al hacer algo que no sabía
cómo saldría: actuar para gente cenando, una situación
a la que no está acostumbrado. Pero funcionó y todos
disfrutaron al unísono.
Daniel
Higiénico (54) es un artista que lleva varios años en
el panorama musical, pero él se quita importancia. Dice que no
es músico, que no hace gran literatura... pero en realidad
tiene talento para la música, la literatura y la
interpretación. A las pruebas me remito.
Os
dejo con la entrevista, donde nos habla de su trabajo y nos anima a
ser felices:
- Está claro que eres un artista polifacético pero, ¿tú cómo te definirías?
Me
gusta hacer cosas. Tener una idea y llevarla a cabo. ¿Sabes?
Tener una idea y hacerla. Si tengo la idea de un disco, pues
conseguirlo. Tampoco soy un músico, músico... clásico.
No soy músico en realidad, yo toco un poco la guitarra, se me
ocurren cosas, ideas, canciones diferentes. Entonces... me gusta
mezclar todo tipo de estilos, para contar historias. Es como si un
escritor escribiera un libro de cuentos cortos. Yo he usado
canciones para contar historias, que me da igual el estilo musical
que sean.
Y
ahora con la novela ha sido un poco igual. Ha sido un impulso, me
vino una idea y la eché adelante, hasta que la terminé.
- Comenzaste
en solitario, después actuabas con La Quartet de Baño
Band, con otras bandas, desde hace unos años, de nuevo en
solitario...
Sí,
bueno. El nombre de La Quartet de Baño Band surgió un
día con una banda, después fui a Barcelona e hice otra
banda diferente, hice tres o cuatro. Lo que pasa que en los últimos
tres años sí que voy solo. También he actuado
con un pianista. Si voy solo ahora mismo es porque no puedo llevar
ese proyecto adelante. Pero nunca he dicho que no quería
seguir más con un grupo. Ahora tengo que ir solo a tocar por
ahí porque vivo de esto, entonces, es una fórmula para
vivir de ello. Me refiero a que no es que haya dejado a nadie, la
historia va cambiando. Me fui de Mallorca a Barcelona, pues no
podían ser los mismos músicos y había que
cambiar el nombre.
- El
humor siempre ha estado presente en tus canciones y cuando sales al
escenario. ¿Podríamos decir que es tu forma de
expresión, para hablar de todo tipo de situaciones?
Sí,
es una de las formas. Básicamente la ironía. Me gusta
mucho hablar con ironía de cosas serias, y así cada
uno lo pilla como quiere. Jugar un poco... Sí,
jugar. Incluso rozando límites del humor tonto, el humor
grueso. Si yo creo que la canción está bien, me atrevo
a cantarla con la guitarra y me gusta también hacer un poco
el payaso. Después también están las canciones
poéticas que creo yo que tengo, ¿no? A veces se quiere
hacer todo y no se puede, bueno, yo lo hago. Claro, aquí
tenemos el ejemplo de que sí se puede!
Sí [risas] después cuesta promocionar eso. Mi fuerte es el directo. En los escenarios es donde puedo mostrar lo que
hago. Sino, el disco son canciones sueltas, una diferente de la
otra. Por eso me inventé una cosa que se llama 'El Poder de
Flipar', hice la trilogía. Porque en realidad estaba
flipando.
Tenía un tango, un rock duro, uno satánico, una
divertida, casi infantil... ese mejunje. Me gustaba el caos, todo
desordenado, pero aquí tenía sentido.
- Interpretas diferentes estilos musicales, no se te
puede encasillar en un estilo concreto, ya que dominas diferentes
géneros... Por lo que me comentas, más que
planteártelo, directamente surgió, que los diferentes
estilos musicales se iban mezclando en tu obra.
Sí,
surgió. La verdad. Yo empecé a cantar a los 30 años.
Siempre me había gustado, era el sueño de niño,
pero aquello que nunca lo haces. Grabas en tu casa cassettes, y un
día me puse a cantar y dije: “Anda, esto me gusta”. Hasta
que descubrí qué quería hacer, un poco, no me
veía como un cantautor normal, me aburriría yo mismo.
Tampoco me veo capaz de hacer bellísimas canciones de un
estilo parecido. Así que yo juego con mis limitaciones,
Bueno, más que limitaciones, diría que es todo lo
contrario, son tus destrezas...
bueno, sí, con lo que yo sé hacer, de todo un poco,
me gusta todo tipo de música, teatro. Es mi forma de hacer
las cosas.
Ese
disco buscaba que fuese más blues, que tuviese un estilo más
concreto, de música que nunca había hecho. Tampoco es
muy muy concreto [risas], pero se acerca. El próximo no va a
tener que ver nada con este, por ejemplo. La idea que tengo ahora es
hacer un disco de baile, con canciones mías. No será
un disco de baile estilo Georgie Dann, serán canciones
chulas, que se puedan bailar en una discoteca, mientras yo
estoy contando una historia. Y el próximo... Vete a saber!
Igual hago uno de niños... no lo sé.
- Cómo
ves el panorama actual para los músicos? Se valora vuestro
trabajo?
No,
la crisis ha abierto la veda a todo. Los músicos tenemos que
tocar para vivir, entonces, pues... bueno, hay que hacer cosas a
veces que no aceptaría un mecánico, ni un planchista,
ni un electricista ni nadie. Tienes que aceptarlo. Pero, en el
fondo, yo creo que nos gusta. Ese rollo bohemio, este mundillo
subterfuge, en realidad nos gusta. A mi me gusta. Es duro,
pero ahí estamos. Resistís y os adaptáis a
la situación. Sí, claro. Como todo el mundo. Yo,
por ejemplo, conciertos como el de hoy no los hacía antes. Me
gusta que la gente pague una entrada por verme y que estén
escuchando lo que digo y lo que canto, que no estén
despistados. Hoy me va a costar actuar para gente cenando. Bueno,
pues a ver qué pasa! Sí, a ver...[risas]. Por
mucho que pasen los años, los nervios no se me van. Pero
es antes de la actuación cuando estás nervioso, no?
Después desaparecen los nervios. Sí! Después
se me van. Es una hora y media y no puedo estar sufriendo todo el
rato. [risas] Al final siempre va bien, pero no puedes dejar de
pensar cómo saldrá, el ambiente que habrá... A
veces funciona mejor un concierto en el que no estás muy
seguro, que otro en el que parece que todo está controlado.
Sí, muchas veces pasa. Una vez hice un concierto en la playa
y, piensas que estará todo el mundo hablando, en la playa, en un
concierto gratis... y fue una cosa chula.
Sí,
es muy peculiar la novela. No sé si escribiré más
novelas. Se me ocurrió un día la idea, me pareció
algo guapo y la seguí
escribiendo y escribiendo. El azar, improvisar, tirando hacia aquí,
hacia allá, hasta que terminé. Y vi que tenía
algo. Empecé a darle coherencia cuando ya tenía la
idea muy clara. Hice el rompecabezas, quité cosas, puse... y
cuando acabé me pareció que era una cosa divertida.
Hay más de mil personajes. Casi
nada! Sí,
[risas] pero van pasando cosas. No son solo personajes tras
personajes. No es una
gran novela, pero es una cosa original y divertida, que si quieres
jugar...
Precisamente la novela se presenta como un juego. El
lector va abriendo puertas argumentales a su paso por el libro...
Sí, es como las muñecas rusas ¿Sabes?
Como uno dentro de otro.
- ¿Cuáles son las próximas
actuaciones que tienes programadas?
- ¿Algún mensaje que quieras dar a quien
nos esté leyendo? Que sean felices! Dentro de esta olla a
presión que es el mundo. Intentarlo por lo menos, no? Sí.
Ahora mismo estamos todos... si tienes empatía, no puedes ser
feliz, porque estás rodeado de infelicidad. Y parece que no
estás satisfecho si no eres un Súper héroe que
salva el mundo.
En noviembre: el 22 en la Cueva del Jazz de Zamora, el
23 en el Café Palo Santo de Aranda del Duero (Burgos), el 27
en Madrid (en la Librería Lé y también en la
Taberna Alabanda), el 28 en La Libre del Barrio Leganés y el
29 en la Casa del Barrio Carabanchel (Madrid).
Elsa Espelt
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